Red Temática de Investigación de Educación Rural
Miguel Reyes Pérez

Mira mi escuela

Autor: ·
Línea de Investigación: Sureste

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Esta bella constelación de fotos y textos nos obliga a mirar escuelas reales en muchos poblados del corazón de las sierras y los desiertos de México.

Fotógrafos y escritores nos atraen hacia las cimas montañosas y los arroyos arenosos, para adentrarnos en el claroscuro de escuelas en pequeñas comunidades que se resisten a desaparecer.

Escuelas desde donde se mira la inmensidad de un mundo natural y a la vez habitado.

Escuelas fundadas y custodiadas por quienes han dado su tiempo, trabajo, materia y esperanza por tener su propia escuela pública.

Escuelas logradas mediante luchas emprendidas para hacerse respetar, para conseguir la gratuidad prometida, para preservar el valor del trabajo realizado.

Escuelas en territorios disputados, refugios únicos que brindan seguridad y sostienen el tejido social rural.

Escuelas con carencias que los censos desconocen y con cualidades que no pueden medir los instrumentos de la evaluación centralizada.

Fotos que retoman sus rasgos distintivos: colores vivos, materiales terrenales, espacios de creación y recreación, senderos de una patria defendida.

Fotos que evocan memorias y reclamos, algunas nostálgicas, otras ponderadas.

Fotos que detonan la exploración textual de mil faenas y festejos, certezas y perplejidades.

Textos que resuenan al encuentro de niños y niñas de todas edades, que colaboran para aprehender y compartir lo ajeno desde lo propio. Textos que recuerdan a maestros que atribuyen su pericia profesional a las condiciones y exigencias de su primer trabajo en estas escuelas rurales. Escuelas donde confluyen tradiciones e innovaciones pedagógicas análogas a los modelos preferidos por las mejores escuelas del primer mundo.

De escuelas como éstas bajan maestros a luchar por condiciones que les permitan continuar construyendo una educación pública incluyente, equitativa y respetuosa de la diversidad.

Éstas son las escuelas al centro. Tan al centro están que los bosques, aguas, plantas, animales y subsuelos de sus entornos, preservados por generaciones, se cotizan en las bolsas que dividen a la población mundial en privilegiados y prescindibles.

Tomemos estas escuelas, defendámoslas, en alianza con sus comunidades y con sus diversos ambientes naturales y culturales.

Reconozcamos el derecho de todos los niños y las niñas que habitan en las pequeñas comunidades, de completar una educación básica pública, laica, gratuita, democrática, en sus lugares de residencia.

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